Para algunos una obra de arte, para otros una película espantosa y para mi un divertimento curioso.
Funny Games tiene dos versiones, la de 1997 y la de 2007 (rodada en USA y para el público USA). Ambas versiones son iguales tanto en guión, sonido y planos, y ambas están dirigidas por Michael Haneke. La diferencia sólo radica en los actores y en el acabado Made in USA (mejor sonido, mejor iluminación, más bonita).
La elección de actores va a dar un vuelco espectacular a la película. En la versión USA uno puede pensar que Alex y sus drugos han vuelto a las andadas, el pelito guay, las voces suaves e irónicas, las maneras elegantes. Cualquiera que se haya sentido atraído por el bueno de Alex alguna vez, se pondrá del lado de estos dos chavales en Funny Games, y querrá que les den una buena sesión de Ultraviolencia a la familia pija ricachona. En la versión de 1997 los actores elegidos dan la sensación de que tu frutero y el chaval que recoge cartones en Alcampo se han aliado para ir a tu casa y joderte la vida. Deja de existir esa empatía por los malos, y la película te muestra su cara más cruel.
En la versión americana al principio, en la escena de los huevos, tuve la sensación de que la mujer se estaba pasando, que no tenía motivo para actuar como lo estaba haciendo. A cualquiera (a mi), se le pueden caer unos huevos, cualquiera (yo) te puede tirar el móvil por la pila sin querer, cualquiera puede volver a perder los huevos porque el puto perro descontrolado le ha atacado... Venga señora! Un poco de piedad! Deme los huevos y sea amable! En la versión de 1997 mi empatía fue dirigida hacia la señora, uno entiende por qué la señora está harta del chaval, ella está intentando ser educada y el chico no deja de joderla, y luego viene el otro a pedir el palo de golf, y ya lo único que quieres es que se larguen de una puta vez.
Pero es que la versión de 2007 te lo pone a fácil. Te presenta a esos personajes reconocibles, porque son tus druguitos, y te coloca a una esposa rubia, alta, altiva y atractiva a la que consciente o incoscientemente quieres ver sufrir, y también quieres destrozar al marido triunfador de pelito idiota y machacar al niño gilipollas y deslenguado... Es más, cuando acabes con ellos te apetece seguir la tourné por todo el vecindario. Eso ocurre por la mitificación de Alex y sus drugos, porque uno sabe que no son reales y por tanto puede fantasear con ser un ultraviolento por un rato (es como jugar al GTA e irse al barrio rico a destrozarlo todo). En la versión de 1997 los dos chavales son reconocibles también, pero porque son unos cualquiera que podrías encontrarte en cualquier sitio, dejan de tener un cariz de ficción y empiezan a ser más reales, la esposa ya no es atractiva, el marido no parece tan gilipollas, el niño es sólo un niño.
Podemos decir que la versión del 2007 me resultó fallida en el aspecto de que no me revolvió el estómago, ni me hizo sentir mal, pero sí la disfruté más como película que la versión de 1997, y hasta me arranco alguna sonrisilla sádica. La versión de 1997, sin embargo, me hizo estremecerme y sufrir por la pobre familia condenada. Lo pasé mal con ellos. Realmente es un ejercicio curioso de variación de empatía, para la misma película dos visiones opuestas.
¿Pero es Funny Games una buena película? Pues sí, como película es bastante buena, utiliza algunos recursos muy curiosos e inteligentes. Una de las cosas que más me sorprendió es que en la mayoría de los casos la violencia queda fuera de cámara. En cualquier película de acción vamos a ver más violencia y sangre que aquí. Y sin embargo esta película podrá hacerte sentir mal, ya que no muestra violencia explícita pero sí se centra en sus consecuencias. No veremos como el chaval le pega con el palo de golf al marido, pero sí veremos al marido jodido durante toda la película. En la versión americana ni siquiera se ve la cabeza del niño reventada. La única escena con violencia explícita es cuando la señora le pega el tiro al chaval, pero como eso no ocurre de verdad, tampoco cuanta. En Funny Games ni siquiera hay desnudos, pero podremos sentir la denigración de la mujer al verse obligada a desnudarse en frente de nuestros simpáticos psicópatas. En cualquier película podemos ver más violencia, sangre y desnudos que aquí, pero es en Funny Games donde nos horrorizaremos.
Funny Games funciona para mi (en su versión de 1997) como un bonito ejercicio para molestar al espectador, como si toda la película estuviese enfocada a confundirle y enorjarle. Que el espectador grite "Basta!" y que el director diga, espera, que no he acabado contigo. Las grietas en el cuarto muro intentan hacer partícipe al espectador del macabro juego, y la escena del rewind no es más que un descargador de tensión. Después del rebobinado se pierde toda la conexión con el espectador, es como "¿Ves? Ya está, es sólo una película". Y el asesinato de la mujer en el lago es hasta divertido con frases como:
"-Trae a la viuda aquí que seguro que se siente sola"
O el encantador
"-Ciao, Bella!"
Todo eso para la versión de 1997, para la del 2007 si uno no siente esa fascinación por la obra de Anthony Burgess, y esa extraña atracción por la estética propuesta por Stanley Kubrick, las sensaciones son parecidas al original. Pero si en tu corazón aún late un poco de esencia nadsat, prepárate para tu sesión de bitbas, para bredar al cartófilo, para hacer crichar al crío y para verle los grudos a la vieja cheloveca.
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