lunes, 9 de abril de 2007

Sobre mis vacaciones...

Día 1: Todo el día de viaje, llegada a Copenhague a las 19 o más tarde que ya ni me acuerdo. Nos encontramos con el primo del de mi curro, y nos echamos a andar. La familia tira mucho y ellos se van repartiendo el peso de las maletas. Yo me jodo y lo llevo solito.
Llegada al hotel y avitalluamiento de bebidas. Volvemos a andar el camino anteriormente andado mientras se comentan divertidas anecdotas familiares. Entrada en el primer garito. El primo se pone a hablar con 2 danesas, el otro primo también, y yo me salgo a dar una vuelta por lo bonitos canales. Vuelta al garito. Nos vamos a otro con las danesas.
Segundo garito despues de hacer media hora de cola, decido colarme por las cocheras, entro en el garito me doy una vuelta y salgo por la zona de fumadores. Vuelvo a intentarlo de nuevo, pero esta vez me cazan, ya soy persona non grata en el garito, así que hay que ir a otro. Las danesas sí que entran en el garito. Así que también soy persona non grata para los primos.
Tercer garito, una chica se me acerca y me pide fuego, le dejo el mechero de uno de los primos y se lo mete en la cintura de su pantalón. Uno que sigue siendo un caballero, pero un poco tonto, le pide el mechero, supongo que otra persona se hubiese lanzado a por ella y le hubiese arrancado el mecherito con los dientes, ya digo que soy un poco tonto. Saco un cigarro y le pido educadamente fuego para mi cigarro, ella me quita el cigarro y se lo guarda. Segundo intento, saco otro cigarro y se repite la operación. Realmente la simpatía danesa me tiene desconcertado. Le pido por favor que me dé fuego, supongo que esta vez tras mis buenas palabras se ve mi cara de cabreo. La chica decide irse con su amiga a otra parte del garito sin darme el mechero.
Le digo al primo mecheril, que se olvide del mechero, que al final voy a acabar cabreado. Él dice que quiere su mechero. Vuelta a la carga. Le intento decir a la chica que hasta ahora he sido un tipo educado, pero que realmente quiero el mechero. Ella con aire desafiante se pone a bailar con un maromo, y el maromo me mira como "anda pírate". Un momento de duda... Y ya está liada, el ceño se me fruñe, mi 1´89 sale a relucir, y todos los músculos se me ponen en tensión. Le digo a la amiga que si quieren una pelea la van a tener. La amiga coge a la otra y se la lleva. Ya!! Ya sí que estoy cabreado!!! Empiezo a buscar a las 2 por el garito, la gente se aparta cuando me ve, supongo que debo estar muy cabreado para que ocurra eso, las encuentro en la barra, le digo a la chica que ha tenido suerte que cualquier otro la hubiese partido ya la cara. La amiga llama a seguridad, finalmente me alejo de ellas y detrás mío aparece el de seguridad diciendo que salga del garito. El tipo no deja de decir que soy un "number five". Salimos del garito y le digo que le quiero explicar que ha pasado. El tío dice que no, que me calle o me machaca. Le digo que dentro del garito pueden ser sus leyes, pero que como me toque fuera le clavo una denuncia (que bonito que es hablar un poco inglés). Me quedo fuera del garito. Sin chaqueta ni nada. Esperando... Esperando... Hasta que sale el primo de el del curro tambaleándose. Y finalmente queda sentado en un soportal con pinta de no poder moverse. Sale el del curro, y le digo que ni el primo ni yo tenemos chaquetas. Entra a recogerlas, bajamos la calle y dejamos al primo tumbado un rato en el suelo, tapadito con una chaqueta, mientras decidimos que demonios hacer, ya que no tenemos ni idea de como llegar al hostal.
Finalmente cogemos un taxi, y tras unas cuantas vueltas llegamos al hostal, dejamos al primo durmiendo y nos vamos a jugar a un billar que había en el hostal.

(Fin del día 1)

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Bien, en mi vida siempre he tenido una duda... La gente por un lado dice que soy buena persona, y por otro dicen que soy violento... Nunca he entendido esa doble versión de mi mismo que ofrezco. Supongo que soy buena persona normalmente, y violento cuando me tocan los cojones. También supongo que no soy un violento de boquilla, que lo mío es ir de cabeza al lío. La verdad es que no recuerdo haberme llegado a pegar nunca en un garito, sí recuerdo muchos casis, pero nunca han cuajado en pelea por unas circustancias u otras.
De todas maneras hoy me he mosqueado un poco con mi compañero de viaje, por contar ciertas cosillas que no hubiese pasado nada si se está callado, y mira que se supone que habíamos llegado a un acuerdo de silencio. Lo de las expulsiones de los garitos es una de ellas, la otra es que ronco... Ronco en una variedad de sonidos discordantes que a algunos hasta les hace gracia. Pero sí ronco, y creo yo que el tema de mis ronquidos es algo que no tiene por qué saber toda la oficina. Pero bueno... No sé, creo que si yo quisiera contar algo, contaría mejor lo bien que me lo pasé en Copenhague... Pero eso será otro día.
Si os habeis divertido con mis aventuras danesas, os lo pasereis en grande con las aventuras suecas.

Sólo en la taberna del odio.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

jejejeje

Anónimo dijo...

Aun recuerdo ese "casi" en un bonito "dia de la primavera" en granada, bajo la alhambra y al lado de una fuente en donde un babon surgido de lo mas profundo de tu ser aterro de sobremanera a tu contrincante que opto por retirarse......que buenos tiempos aquellos....

Y el ghandi tienes cojones que el señorito....