Ahora tocaría hablar de nuestras percepciones, que es nuestra manera más común de acercarnos a la realidad, también podríamos usar máquinas de medición de las que hablaremos en su momento, y basta decir que nuestros sentidos ya no es que sean limitados, sino que además se ven afectados por cosas tan difusas como puedan ser los sentimientos y nuestras experiencias previas.
Yo que mido 1,88 no percibiré la realidad como un alguien de 1,60
Yo que tengo una dioptría y media no percibiré la realidad como otro con una visión perfecta.
El tipo de visión perfecta, aún así, no podrá detectar ciertos colores ya que se escapan al espectro en el que puede percibir el ojo humano.
Yo tengo aversión a los huevos cocidos, es pensar en ellos y tengo arcadas, y tengo asociado los huevos cocidos a cierto instante de mi vida que originó esta fobia, mi percepción de los huevos cocidos está claramente distorsionada.
Ejemplos como los anteriores se podrían poner mil, así que puedo asegurar que mi percepción de la realidad es totalmente personal, yo vivo en mi propia realidad y mi realidad tendrá puntos comunes con la tuya, pero también habrá puntos discordantes.
Entonces... ¿Qué realidad es la buena? Un enólogo puede distinguir un gran número de matices en una copa de vino, un melómano podrá distinguir un gran número de matices en un concierto de música clásica, un esquimal puede distinguir un gran número de matices en la nieve... Todo esto no son más que conocimientos adquiridos que nos permiten tener otra aproximación a la realidad a través de los sentidos y que se pueden practicar hasta unos límites dependientes de nuestras características individuales, mejorando nuestra percepción de la realidad. Si el enólogo tiene el paladar destrozado de tanto fumar, será difícil que pueda distinguir nada. Y volvemos a la pregunta ¿Qué realidad es la buena?
La respuesta es que como acercamiento a la realidad “absoluta” ninguna percepción de la realidad que tengamos será correcta, pero como acercamiento a la realidad “humana”, la percepción correcta será la que más se aproxime a unos estándares que nosotros mismos hemos creado y que dependen de factores culturales. Con esto quiero decir que el melómano que escucha música clásica, difícilmente podrá apreciar los ricos matices que supongo que tendrá la música hindú, y que yo en un restaurante especializado en comida balinesa no he pasado el mejor momento de mi vida, y que prefiero ir a un italiano.
Por tanto, no hay realidad buena y nuestros sentidos son unas putas. Pero AY!!! Soy humano, así que tendré que aceptar que la realidad buena es la que mejor me sirve para aclimatarme al medio en el que vivo, y es a ese medio al que acabaré llamando realidad.
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