Ultimamente me está tocando viajar mucho en metro, así que estoy releyendo "Justine o los infortunios de la virtud" del inefable Marques de Sade, la razón de la relectura es intentar comprender un poco que intentaba decir el Señor Marqués, conociendo ahora algo más sobre su biografía. Así que ahí estoy, en el metro a las 20:30 de la noche, el vagón medio lleno, yo sentado leyendo y un mendigo pidiendo dinero.
El mendigo de unos 60 años pero muy demacrado comienza su discurso, le faltan 6 euros para poder pagar la pensión, lleva un certificado médico que según él indica que no toma drogas, su aspecto escuchimizado ayuda a que su mensaje cale hondo en el vagón y rapidamente se inicia una suerte de subasta, el mendigo va cantando el dinero que le falta 5,4,3,2,1 y finalmente tiene ya su dinero. Entonces inicia un nuevo discurso que en cierta manera a mi me resultó molesto, ahora pide para poder cenar... Sí ya sé, que soy un tipo cruel y todo eso, pero no sé, si había cumplido su objetivo con nosotros quizás hubiese sido mejor pasar a otro vagón. Pero no, se queda deambulando por nuestro vagón -"Por favor algo de comida o algo de dinero para poder cenar"-. Y entonces... Bueno, entonces ahí está ese otro tipo, de unos 50 y tantos, grandote para su edad, y empieza a decirle al mendigo -"Llevas mucho dinero dame algo", lo dice con sorna, e incluso algo amenazante, el mendigo medio asustado, y el tipo sigue hablándole pero de una forma más violenta, hasta que empieza a insultarle y a llamarle vago y yo... Bueno, yo ya no aguanto más... Me levanto y enfurecido le grito "Déjale en paz"... El tipo se queda sorprendido, el mendigo se queda sorprendido, todo el puto vagón estupefacto, y yo apretando los dientes y erguido como si se me hubiese ido la cabeza... Y sí, en ese momento se me había ido... La gente empieza a increpar al tipo, yo ahí de pie como un jodido roble, llega la parada, el mendigo dice que se va a bajar, el tipo hace ademán de ir a pegarle... Y entonces se me vuelve a ir la cabeza -"Cómo le toques te mato"... Lo sé, lo sé, no debería haber dicho algo así... Veo las miradas asustadas de la gente del vagón e intento suavizarlo... Sólo se me ocurre decir -"Te destrozo". El mendigo sale, yo me vuelvo a sentar e intento reanudar la lectura... Ahí tengo al cabrón del Marqués de Sade explicándole a Justine que su virtud no le conducirá a nada, que el fuerte tiene todo el derecho para abusar del débil... Y yo sigo sin entender al Marqués de Sade, porque por mucho que le joda al Señor Marqués siempre puede haber alguien más fuerte que esté hasta las pelotas de tanto déspota y tanto amargado. Y yo en aquel vagón, aún temblando por la adrenalina y con los dientes apretados, pensé que sería interesante haber tenido cerca al Señor Marqués para partirle la cara... Por si ustedes se lo preguntan, el tipo se quedó en el vagón hasta llegar a su parada mientras la gente entre cuchicheos le llamaba malnacido, nadie se me acercó para darme la enhorabuena supongo que les tenía a todos acojonados.
Queda este blog como único repositorio de esta anécdota, ya que no puedo comentarla ni a familiares ni a conocidos que probablemente afearían mi conducta por meterme donde no me llaman.
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