El mundo gay siempre ha lucido sus dos caras, por un lado la vistosa de las fiestas, la moda y la gente divina de la muerte, por otro la perversa, peligrosa y denigrante. Que sí, que sí, que como el mundo heterosexual, pero uno tiende a pensar que con todos esos extraños engranajes por los que se mueve lo gay, como si aún estuviese proscrito, se dan más oportunidades de que surjan cosas chungas.
Esta película trata sobre abusos sexuales a menores, y de como son afrontados por las víctimas.
(A partir de aquí spoilers)
Tenemos a un niño de 8 años extrovertido y avezado para su edad, que acoge con los brazos abiertos su condición de juguete sexual. Esta idea resulta realmente extraña para las mentes cándidas como la mía, pero por lo que supongo del mundo real, no me extrañaría que una situación así fuese de lo más normal. Por otro lado tenemos a otro crío, introvertido, asustadizo y malo en los deportes, este otro niño bloquea sus recuerdos de los asaltos sexuales que sufrió, sustituyendo lo ocurrido por abducciones.
Cuando llegan a la edad adulta, el niño extrovertido se ha convertido en un atractivo chapero incapaz de amar y practicamente suicida en sus relaciones sexuales. El otro niño sin embargo es un inseguro asexuado que no puede mantener ningún tipo de relación.
(Fin de los spoilers)
La película es cruda sin ser explícita (no se ven penes), y uno tiene la sensación de que lo que ahí se muestra es real y está presente en nuestro día a día, aunque por suerte no lo veamos y tampoco seamos partícipes.
Nota: Esta es una película dura de ver y es normal que algunas escenas resulten incomodas, el premio es la huella que te deja. Practicamente es un examen para todos aquellos que van de maduros y de abiertos de mente.
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