jueves, 6 de septiembre de 2007

Débiles criaturas

He estado desayunando en el VIPS. Tortitas, huevos revueltos y bacón, he recargado el móvil y ahora tiemblo como una hoja.

Las 12:00, se acerca el momento de llamarla y empieza. Mi pulso se acelera y respiro de forma alterada.

Tsk!!

Vale, puedo con esto. Es más el miedo a no saber como va a enfocar ella la situación, me refiero ¿Sólo cosa de una noche? Perfecto, hagámoslo así. Entonces no hay problema en vernos y hablar.

Pienso que lo peor que puede hacer es rechazarme, y eso ya lo ha hecho antes. También lo peor que puede hacer es aceptarme, eso sería demasiado confuso.

Pienso en el alibi, yo no fui yo no estuve allí. Partiendo de ahí podríamos establecer una fórmula de tabula rasa. Aquello nunca ocurrió. Es enfermizo e infantil, pero es una salida fácil... Ay!!! El alcohol es el diablo!!!

Realizo unos cuantos ejercicios de respiración y lo único que consigo es sobre oxigenar el cerebro un poco más y marearme.

Estupidamente romántico.

Son casi las 12:30, supongo que ya estará despierta. Venga soy un adulto!!! Sólo llamar y quedar. A qué hora? Mmmmm... A las 18:00 tomar un café, no complicarse, todo puede ser más fácil.

Tiene que ser más fácil.

Si no lo coge, directamente pasar y desaparecer.

Lo coge, hablo con ella, que tiene mucho sueño, que está en la oficina, que si luego.. Pues que ya me llamaría.

Bien, me olvido de todo y salta el orgullo... No quiero molestar. Cuelgo, digo vale, y cuelgo, todo rápido. No quiero molestar.

Establezco las siguientes pautas.

1) No hablar del tema, aquello nunca pasó.
2) Como no pasó, la relación está en el mismo punto que hace 2 días.

Vale, ya está más claro. Claro como una fosa.

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